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Los bancos españoles vienen presumiendo desde hace años de los avances en el proceso de digitalización. Más del 80 % de las operaciones financieras, incluidas la apertura de cuentas, se hacen ya de forme online. Un movimiento irreversible que tiene notables ventajas tanto para las entidades financieras, en forma de coste, como para los clientes, en forma de mayor agilidad y rapidez. Esta moneda, sin embargo, también tiene su cruz con el imparable aumento de la ciberdelincuencia.
La cifra de ciberdelitos en España creció un 72 % durante el pasado año, superando las 375.000 incidencias. Es decir, más de 1.000 delitos al día ya se a través de Internet o de herramientas digitales. Según cifras del INE, de esta cifra más de 336.000 corresponden a la tipología de fraudes o estafas informáticas.
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Tanto es así que la ciberdelincuencia se ha convertido ya en el primer negocio delictivo incluso por encima de otras actividades criminales como el narcotráfico o la trata de personas. La terminología, según el tipo de estafa, no deja de crecer con nombres como el típico pishing, pasando por el vishing, el smishing, malaware, ransonware y demás que en la mayoría de los casos nos resultan ajenos, pero que conviene conocer.
La suplantación de identidad del banco mediante SMS, llamadas telefónicas, correo electrónico o WhatsApp, son algunos de los ciberataques más habituales donde nos pueden robar dinero de manera directa. De hecho, el propio Banco de España ha salido a la palestra para alertar de este preocupante problema.
La lucha contra la ciberdelincuencia se ha convertido así en una de las prioridades de los bancos con el fin de proteger el bienestar digital de sus clientes. Seguramente, usted habrá observado en los últimos meses una creciente información y mayores requisitos por parte de su entidad financiera para mantener sus datos a buen recaudo. Una constante amenaza que probablemente irá a más con la llegada de nueva tecnología como la Inteligencia Artificial y los ordenadores cuánticos en un futuro no muy lejano.
Los ataques cibernéticos necesitan como condición indispensable conocer cierta información nuestra, tal como usuario, contraseña y los códigos de verificación de realización de operaciones. Proteger nuestros datos debe ser de máxima prioridad. No en vano, para poder conseguir esta información, los estafadores utilizan llamadas telefónicas o mandan mensajes haciéndose pasar por el banco -incluso son capaces de suplantar el identificador del remitente- incitando a proporcionar dicha información con cierta inmediatez con cualquier tipo de excusa como un fallo o error de las cuentas, adquiriendo de esta manera el control sobre nuestra banca en línea.
Con el fin de identificar a tiempo este tipo de fraude y evitarlo, conviene conocer dos aspectos esenciales: En ningún caso, el banco va a mandar un mensaje (SMS, WhatsApp o correo electrónico) con un link donde se solicite información de accesos u operaciones. La entidad tampoco va a llamar por teléfono para que pedir datos como la clave de la banca en línea, por mucho que sepa de ti.
En ambos casos seguro que se trata de un fraude. Lo mejor es cerrar la comunicación de inmediato y ponerse en contacto con la entidad a través de canales ya verificados para comprobar si de verdad existe algún problema.
Es relativamente fácil caer en el engaño, pues los ciberdelincuentes ofrecen al usuario una información previa muy concreta que lleva a bajar la guardia. La mayoría de esos datos, sin embargo, son extraídos de Internet a través de foros no indexados que propician la compra-venta de información que en la mayoría de las ocasiones nosotros mismo hemos aportado a páginas no confiables o con bajos niveles de seguridad.
La legislación española obliga a que cualquier filtración o robo de información sea comunicado de forma inmediata a los afectados, pero en ocasiones este tipo de notificaciones conllevan una sanción, por lo que no todas las empresas denuncian este tipo de acciones, dejando en situación de indefensión al consumidor final como el eslabón más débil de la cadena.
Ante la más mínima duda sobre algún mensaje o movimiento de cuenta sospechoso, lo más prudente es ponerse en contacto con la entidad financiera que de inmediato comprobará la actividad del usuario. Esta es la forma más ágil y rápida de saber si alguien ha accedido a tu cuenta sin tu autorización y en su caso detectar un posible ataque.
Conviene tener en cuenta que rastrear este tipo de actividad delictivas resulta muy complicado y rara vez es fructífera pues normalmente la llevan a cabo organizaciones que utilizan complejos sistemas informáticos y cuentas financieras falsas que impiden su rastreo. En cualquier caso, ante cualquier sospecha lo mejor es reportarlo de inmediato.
FUENTE: Muñoz, Julio. »La ciberseguridad se convierte en uno de los grandes retos de la banca» Eldecanodeguadalajara.com. 28/05/2023. (https://eldecanodeguadalajara.com/index.php/news/2863/la-ciberseguridad-se-convierte-en-uno-de-los-grandes-retos-de-la-banca/).
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