Cómo la Ley de Servicios Digitales quiere poner fin a los patrones oscuros y cómo nos afectará como usuarios

Cuando nos peleamos por cerrar la cajita del anuncio que nos aparece en una web o cuando nos dicen que solo quedan dos habitaciones a un precio mientras buscamos hotel, estamos viendo patrones oscuros. Son las estrategias basadas en la experiencia de usuario y en cómo navegamos en internet que buscan engañarnos para hacer algo que no queremos hacer, como empujarnos a comprar un producto o suscribirnos a un servicio sin que nos demos cuenta. 

Hasta ahora no había una legislación concreta sobre el diseño de los patrones oscuros online, pero a partir del 17 de febrero de 2024 todas las plataformas que operan en la Unión Europa tendrán que cumplir con la Ley de Servicios Digitales (DSA, por sus siglas en inglés), que prohíbe el uso de estas prácticas. Esto significa que dejaremos de ver pestañas que nos preguntan constantemente por una decisión aunque ya la hayamos rechazado y darnos de baja de un servicio no podrá ser más difícil que contratarlo. 

Los patrones oscuros se valen del diseño web, la experiencia de usuario y nuestros sesgos para manipularnos

“10 personas más están mirando el mismo producto, ¡no te quedes sin él!”. “Este es el último billete con descuento, ¡aprovecha la oportunidad!”. Navegando por la red seguro que te has encontrado con alguna de estas frases. Se trata de patrones oscuros: estrategias basadas en la experiencia del consumidor cuyo objetivo es engañar a los usuarios para que hagan algo que en realidad no quieren hacer.

Para ello se valen del diseño web (la distribución de elementos como botones o pestañas), de la experiencia de usuario (cómo interaccionamos con una página) y de nuestros sesgos para intentar que tomemos una decisión que de otro modo a lo mejor no tomaríamos. Según Lorena Sánchez Chamorro, doctoranda en la Universidad de Luxemburgo y especializada en Human-Computer Interaction, este tipo de técnicas se han ido sofisticando ya que las empresas cada vez tienen más datos sobre cómo navegamos por la red, lo que hace que sean más difíciles de detectar. 

“Las plataformas saben cómo reaccionamos por defecto. Al haber cambiado la forma en la que consumimos, al encontrarnos con plataformas en todos los sectores, los riesgos de encontrar patrones oscuros y caer en ellos son mayores”, detalla la experta, algo que también reflejan los estudios

La Ley de Servicios Digitales prohíbe el uso de patrones oscuros en las plataformas en línea

Aunque este tipo de técnicas están reguladas por la directiva de la Comisión Europea contra las prácticas comerciales desleales y por el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), no había una legislación que tratara en concreto sobre el diseño de los patrones oscuros en las plataformas en línea hasta la llegada de la Ley de Servicios Digitales: un conjunto de normas de la Unión Europea para regular el espacio digital que deben cumplir las grandes plataformas en línea desde el 25 de agosto de agosto y el resto de plataformas desde el 17 de febrero de 2024. 

En su artículo 25 la DSA regula el uso de las interfaces de usuario de estas plataformas en línea y prohíbe su diseño “de manera que engañen o manipulen” a los usuarios o que afecten sustancialmente a sus capacidades de decisión. Es decir, que utilicen patrones oscuros.

La DSA también permite a la Comisión Europea elaborar directrices sobre determinadas prácticas que pueden suponer patrones oscuros y que las plataformas tendrán que tener en cuenta. Aunque por el momento la Comisión Europea no ha hecho público ningún documento, sí que hay otro tipo de trabajos que pueden dar una idea sobre las pautas que podrá adoptar. Uno de ellos es la guía sobre el uso de patrones de diseño engañosos en las redes sociales publicada por el Comité Europeo de Protección de Datos (CEPD) en febrero de 2023. 

A partir del 17 de febrero de 2024 dejaremos de ver ventanas emergentes o jerarquías de opciones a la hora de decidir

Según Sánchez, en el momento actual la DSA puede ser algo confusa en algunos aspectos “por su amplitud”,  pero, a falta de que se publiquen directrices concretas, la ley sí que detalla algunas prácticas que quedan claramente prohibidas y que a partir del 17 de febrero deberíamos dejar de ver en la mayoría de páginas web.

Una de ellas es dar más protagonismo a determinadas acciones qué a otras cuando se nos pide tomar una decisión, es decir, establecer una jerarquía de opciones. Por ejemplo, la opción de aceptar las cookies no puede destacar más (ya sea a través del color o el tamaño) que la opción de rechazarlas, ambas se tienen que presentar a un mismo nivel.

Otro de los patrones oscuros que prohíbe la DSA es pedirnos reiteradamente que elijamos una opción cuando ya la hemos rechazado. Si ya hemos rechazado el uso de cookies o nos hemos negado a dar información personal como el número de teléfono, la web no nos puede volver a preguntar si queremos ceder estos datos. Especialmente cuando la página nos muestra una ventana emergente que dificulta nuestra navegación. 

La ley también prohíbe que sea más difícil poner fin a un servicio que suscribirse a él. Si decidimos pagar una cuota mensual por un producto o un servicio, la opción de desuscribirse no puede estar enterrada bajo menús de difícil acceso que nos puedan llevar a desistir. 

FUENTE: »Cómo la Ley de Servicios Digitales quiere poner fin a los patrones oscuros y cómo nos afectará como usuarios» Maldita.es. 15/01/2024. (https://maldita.es/malditatecnologia/20240115/dsa-fin-patrones-oscuros-afecta-usuarios/).

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