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Vídeo: WannaCry, el virus global sin precedentes que atacó en 2017
Uno de las primeros y más peligrosos virus de la historia de informática, que llegó, además, cuando la ciberseguridad todavía se encontraba en pañales. En noviembre de 1988, momento de su activación, internet todavía estaba lejos de ser ese campo fértil y recurrente que es a día de hoy. Sin embargo, bastó para infectar cerca del 10% de los 60.000 ordenadores con conexión que existían. Incluso llegó a dar problemas al mismísimo Centro de Investigación de la Nasa y al Pentágono.
El malware ralentizaba enormemente los equipos en los que se alojaba, además de crear procesos y archivos en carpetas temporales. Su creador, llamado Robert Tappan Morris, por entonces era un joven estudiante de la Universidad de Cornell. Fue condenado en 1990 a pagar más de 100.000 dólares y a realizar 400 horas de servicios comunitarios. Tras hacer fortuna en internet gracias a diversos proyectos, actualmente se dedica a la docencia como profesor asociado en el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT)
Si el Gusano Morris había logrado sacudir el incipiente internet de finales de los ochenta, Chernobyl supuso su perfecto relevo diez años después, cuando la red ya se encontraba en auge. Su nombre se debe al día en que fue activado: el 26 de abril, el mismo en que tuvo lugar la archiconocida hecatombe nuclear en Rusia. El CIH, programado por un estudiante de la Universidad de Taipéi llamado Chen Ing Hau, formateaba el disco duro de los equipos borrando toda la información almacenada. Al mismo tiempo, acababa con el contenido de la BIOS (lo que provocaba que el ordenador no pudiese arrancar) e infectaba los ficheros ejecutables en los sistemas con Windows 95 y Windows 98.
El objetivo del creador, según precisó, era el de demostrar la vulnerabilidad de los antivirus de la época. Cosa que consiguió dañando 60.000 ordenadores en todo el mundo y provocando pérdidas millonarias.
Tan solo un año después de la aparición de Chernobyl, el mundo de la ciberseguridad tuvo que lidiar con una nueva amenaza: Melissa. Este virus empleaba técnicas de ingeniería social con el fin de engañar al usuario. Llegaba por correo electrónico, y en el asunto se podía leer «Aquí está el documento que me pediste… no se lo enseñes a nadie». Una vez se abría el mensaje, este se reenviaba a los 50 primeros contactos que encontrase en la cuenta del afectado.
Melissa provocó enormes perdidas económicas, se calcula que se encuentran alrededor de los 80 millones. Su creador, David L. Smith, corrió menos suerte que los dos anteriores. A pesar de mostrar arrepentimiento, no consiguió eludir la pena de prisión. Tras pasar 20 meses entre rejas comenzó a colaborar con el FBI con el fin de encontrar al creador del virus Anna Kournikova.
Probablemente, el malware más conocido de toda la historia. A pesar de que el famoso «efecto 2000» se quedó en nada, internet, finalmente, sí que sufrió una sacudida con el cambio de milenio. Creado en Filipinas por el estudiante de informática Onel de Guzmán, ILove You se extendió rápidamente por los ordenadores de todo el mundo hasta infectar a 50 millones de dispositivos en una semana. Incluso llegó a dar problemas al Parlamento Británico y al Pentágono.
Al igual que Melissa, ILove You empleaba la ingeniería social. El malware se presentaba como un mensaje de amor, llamado «Love letter for you», que llegaba a los afectados disfrazado de correo electrónico. Una vez activado, el virus sustituía los archivos del dispositivo por copias y trataba de descargar un troyano que robaba toda la información del usuario. Guzmán se salvó de la cárcel debido a que la justicia filipina no contaba por entonces con reglamentación referente a delitos informáticos. Poco después comenzó a trabajar para una empresa de ciberseguridad.
Todavía a día de hoy no se sabe quién estuvo detrás de la creación del código de este malware, aunque se cree que su origen está en Rusia. Hablar de Mydoom es hacerlo sobre el virus que más rápido se ha extendido de toda la historia. Se calcula que llegó a reducir el tráfico en internet en un 10%. Llegaba a los ordenadores bajo un mensaje en el que se podían leer palabras como «Error» o «Prueba». Una vez se activaba, se abría el bloc de notas del equipo, en el que comenzaba a aparecer un texto ilegible. Tras esto, se reenviaba a todos los contactos del usuario.
Además, contaba con puerta de atrás, por lo que permitía que otros usuarios pudiesen acceder a los equipos infectados.
Al igual que Mydoom, Conficker era capaz de replicarse a sí mismo; sin embargo, sus características resultaron mucho más dañinas que las de este. Una vez activado, el equipo infectado perdía varios servicios de Windows. Al mismo tiempo, trataba de descargar un troyano. Este malware trajo a Microsoft de cabeza. Tanto que la empresa llegó a ofrecer una recompensa de 250.000 dólares por el nombre de su creador. El virus llegó a afectar a un 6% de los ordenadores de todo el mundo.
El último gran ataque masivo de la historia de la informática. Este virus, presuntamente de origen norcoreano, puso en jaque a empresas de todo el mundo, entre ellas Telefónica. La compañía española de comunicación se vio obligada a solicitar a sus empleados que apagasen sus ordenadores para evitar que el problema se propagase.
WannaCry se dedicaba a encriptar los datos que encontraba en los sistemas que infectaba provocando que fuesen inaccesibles para el usuario. Más tarde, se solicitaba un rescate de 300 dólares a cambio de las claves necesarias para recuperar el control del ordenador. Causó unas pérdidas cercanas a los 200 millones de euros.
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