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El «ransomware» lleva bastantes años figurando entre las amenazas más importantes para la economía y la seguridad de las empresas. Este tipo de virus, que ha estado detrás de algunos de los ciberataques más sonados contra hospitales en estos tiempos de pandemia, tiene como objetivo el secuestro de los datos y dispositivos de una compañía para, a posteriori, pedir un rescate a a la víctima. Según un reciente informe de la firma de ciberseguridad Sophos, en el que han participado 5.000 responsables de TI de empresas de 26 países del mundo, durante 2019 el 51 por ciento de las compañías sufrieron un ataque de este tipo. Cifra que crece en el caso concreto de España hasta alcanzar el 53 por ciento.
«Un ataque de «ransomware» tiene muchas implicaciones. Por un lado, económicas. El gasto de recuperar el control se encuentra en los 730.000 dólares de media a nivel mundial. Por lo que el impacto económico es grande. Luego, evidentemente, también supone problemas operacionales y reputacionales para la compañía que lo sufre», explica a ABC Ricardo Mate, director general de Sophos Iberia.
Y es que una amenaza de este tipo puede paralizar por completo la actividad de la compañía infectada. A finales de 2019, la empresa de seguridad Prosegur sufrió un ataque de estas características que obligó a «restringir las comunicaciones con los clientes para evitar la propagación» del virus durante más de 24 horas. El «ransomware» empleado en esta acción fue el ruso Ryuk, uno de los más populares entre los ciberdelincuentes en la actualidad. «Lleva activo desde 2018 y es muy sofisticado. Se usa en ataques muy específicos. Una vez compromete un equipo intenta trasladarse de forma lateral al resto de dispositivos que comparten un dominio. Utiliza ingeniería social para engañar al usuario y que lo descargue», explica a ABC el «hacker» Deepak Daswani.
En la mayoría de casos, el objetivo que persigue un criminal cuando infecta la red de una empresa con un virus de este tipo es el pago de un rescate; normalmente en forma de Bitcoins, ya que resultan más difíciles de rastrear. Sin embargo, según el informe de Sophos, el que una compañía ceda a la presión y pague, no implica que vaya a ahorrarse dinero. Tampoco que vaya a recuperar necesariamente el control de su información.
«De las empresas que vieron sus datos encriptados a nivel global, un 26 por ciento reconocieron que pagaron. La cosa cambia en el caso de España, que es el país del informe en el que un menor número de empresas reconocieron haber pagado, tan solo un 4 por ciento. Lógicamente, una cosa es reconocerlo y otra que, efectivamente, sea así. También hay que decir que el coste que han pagado las que han accedido al rescate ha sido el doble de las que no lo han pagado», expresa el director general de Sophos.
Según se explica en el informe, las compañías que sufrieron un ataque de este tipo, pero se negaron a pagar, tuvieron unas pérdidas medias, a nivel mundial, de 730.000 dólares. En el caso de las que terminaron accediendo al pago, la cifra ascendió hasta los 1,2 millones de dólares. Respecto a los principales objetivos de las empresas, el informe de Sophos destaca que, a nivel mundial, los medios de comunicación son uno de los sectores predilectos de los ciberdelincuentes.
«A nivel mundial, los medios de comunicación o de entretenimiento suelen ser los que más ataques de este tipo sufren. Les siguen las empresas de energía y otras infraestructuras críticas y las de tecnologías de la información. En España hemos visto que la administración pública también se ha visto bastante afectada. Algo curioso, porque si hablamos en términos globales suele ser la que menos sufre este tipo de amenazas. Aunque el sector de la sanidad no está desglosado como tal en el informe, en el último año también hemos visto cómo sufre muchos ataques», apunta el director general de la empresa de ciberseguridad. Mate recuerda, en este sentido, el ataque de «ransomware» que sufrió Prisa Radio, en España, a principios del mes de noviembre del año pasado.
En tiempos de pandemia, los criminales están redoblando esfuerzos para sacar tajada del enorme número de usuarios que están conectados a la red a todas horas del día. Según informó Google, sus equipos de seguridad detectaron 18 millones de intentos diarios de ciberataques durante el pasado mes de abril. En lo que se refiere, en concreto, al «ransomware» tanto la Policía como la Guardia Civil han notificado intentos de infección de centros sanitarios durante los últimos meses. Algo que podría ser, si cabe, especialmente grave en un momento como el actual.
«Evidentemente, un ataque contra un centro sanitario puede ser tan peligroso como uno imagina. Puede costar vidas humanas. Hay algunos sectores que son así. Asimismo, es cierto que vemos una tendencia en lo que se refiere a ataques contra hospitales. Tanto en España como en otros países», decía la semana pasada a este diario Juan Santamaría, director de la empresa de ciberseguridad española Panda Security.
José de la Cruz, director de tecnología de la compañía de seguridad Trend Micro, afirma a ABC que actualmente los ataques de tipo «ransomware» se están volviendo cada vez más sofisticados y, por tanto, más peligrosos: «Antes había dos tipos de ataque de «ransomware». Uno era el genérico y funcionaba igual que una campaña de spam. Cuantos más usuarios picasen mejor, pero no se buscaba infectar a un usuario o empresa en concreto. El otro era dirigido, que es el que si que está destinado a afectar a alguien en concreto».
«La tercera derivada es la que afectó, por ejemplo, a Everis o a Cadena Ser. Llevamos viendo como gana importancia durante los últimos meses y ahora, por supuesto, sigue. Se trata de los ataques combinados en los que se emplean tres tipos de virus. Primero lanzan una campaña masiva para afectar al mayor número posible de empresas. Hecho esto, en lugar de secuestrar los datos y pedir un rescate, lo que hace el ciberdelincuente es subastar en la «dark web» la infección para que lo explote quien quiera», continua De la Cruz.
Mate, por su parte, apunta a este respecto que «estamos viendo es un número de ataques mucho más dirigidos y cada vez más inteligentes. De hecho, hemos encontrado nuevas variantes de «ransomware» que lo que hacen es robar la información antes de cifrarla. Con ese robo pueden pedir rescates más importantes amenazando con hacer públicos los datos. Recientemente la empresa EDP en Portugal sufrió un ataque de este tipo gracias al uso del ransomware Ragnar Locker».
Asimismo, Lorenzo Martínez, director de la consultora informática Securízame, señala que esta amenaza no ha dejado de evolucionar con los años. A su vez, explica cómo debe actuar una empresa para combatirla: «El «ransomware» es uno de los mayores enemigos que he tenido en mi vida. Llevo enfrentándome a él desde 2012. Su evolución ha sido brutal. Los primeros permitían recuperar ficheros eliminados e información desde puntos de restauración de Windows. A día de hoy están muy bien diseñados. Son mucho más efectivos y sofisticados. Mi recomendación es prevenir, pero muchas herramientas de seguridad pueden ser salvadas por los ciberdelincuentes, por lo que es importante disponer de copias de seguridad. Y para ello, hay que tener un buen sistema de back up. La única solución efectiva es que, además, sea a prueba de «ransomware», en concreto».
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