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La introducción de iOS 14.5, la más reciente actualización del sistema operativo para iPhone, ofrece la posibilidad de bloquear el rastreo del comportamiento de los usuarios entre plataformas. El cambio le desagrada a Facebook, pero es aplaudido por defensores de derechos digitales. Sepa qué significa esta modificación.
Apple introdujo esta semana los más recientes cambios de iOS, el sistema operativo de iPhone, que esta ocasión corresponde a la 14,5. Normalmente, cuando hay noticias alrededor de actualizaciones de este producto es cuando la compañía introduce una versión enteramente nueva: cuando hay un salto del 12 al 13, del 13 al 14 y así. Hablar de una actualización a mitad de camino no suele ser lo más común. Y, sin embargo, en este caso es más que necesario.
Aparte de algunas actualizaciones sobre funcionamiento de Siri y reconocimiento facial más adaptado a los rostros con tapabocas, el cambio fundamental en esta actualización tiene que ver con la privacidad.
Para algunos, esta palabra, leída en el contexto de la vida digital, pareciera un lujo de una era pasada. La cosa no es tan así y el cambio que introduce iOS 14.5 en una época en la que se entienden los datos personales como pago por servicios gratuitos devuelve un poco el balance de la ecuación a manos de los usuarios: decir “no” es posible y está bien.
En pocas palabras, Apple ofrece la opción para que los usuarios de iPhone elijan si una aplicación puede, o no, rastrear la actividad de estos a través de otros servicios y plataformas. Y este es un cambio importante, principalmente, porque le devuelve poder a los consumidores sobre los datos que generan sus interacciones en la red.
Los cambios que introduce Apple en esta actualización no son milagrosos ni solucionarán el rastreo de usuarios o el uso (y abuso) de información personal con fines comerciales, pero “es un paso en paso sólido en la dirección correcta”, según Gennie Gebhart y Bennett Cyphers, de la Electronic Frontier Foundation, una de las mayores organizaciones de defensa de los derechos digitales en el mundo.
¿Cómo opera todo esto? La mejor forma de entenderlo es con un ejemplo que ya se ha vuelto clásico: cuando un usuario revisa en una determinada plataforma un producto, al entrar a otra aplicación es posible que aparezca publicidad relacionada justo con ese producto. A esta técnica se le conoce como publicidad dirigida y, de cara a las marcas, ofrece la posibilidad de entregarle al consumidor información comercial más relevante; en otras palabras, la promesa de cara a las empresas es poder encontrar justo la persona que está buscando su producto y llegarle con publicidad.
Buena parte de la economía de internet (pues alguien paga por todo lo que un usuario disfruta gratuitamente) está construida sobre la posibilidad de personalizar y segmentar a las audiencias para llegarle justo a los grupos más susceptibles de compra con la información comercial precisa, tan rápido como sea posible. De cierta forma, es lo que mantiene la maquinaria de Facebook andando y devorando mercados publicitarios en todo el mundo.
Facebook ha sido uno de los críticos más duros del cambio que implementó Apple, que fue anunciado a mediados del año pasado y se suponía iba a entrar en funcionamiento a finales de 2020. La red social se ha ido en contra de la medida bajo el discurso de que ésta perjudica a pequeños negocios. Un preocupación interesante, por decirlo de alguna forma, de una compañía que está siendo investigada por presuntas prácticas de monopolio y que desde hace algunos años ha estado bajo la crítica continua de legisladores y organizaciones de la sociedad civil por asuntos relacionados con la privacidad y la información personal de sus usuarios.
Mark Zuckerberg, CEO de Facebook, ha afirmado que la modificación introducida por Apple no golpeará su modelo de negocio. Sin embargo, las cuestiones relacionadas con la privacidad y los cambios en iOS sí han sido resaltadas como una preocupación por la cabeza financiera de Facebook, Dave Wehner, según reportes de medios como el Wall Street Journal o la revista Wired.
¿Qué significa este cambio para los usuarios? En principio, que van a ver la misma ventana emergente y la misma pregunta una y otra vez: permitir que una aplicación me rastree o pedirle que no lo haga. O sea, el usuario podrá decidir, app por app, a cuál le permite el rastreo entre plataformas. Y esto, de entrada, entrega un control más granulado que expertos en privacidad celebran.
Por otro lado, también evidencia cuántas aplicaciones rastrean el comportamiento de los usuarios, un resultado que puede resultar tan revelador como miedoso, si se quiere.
De fondo, cuando un usuario le pide a una aplicación que no lo rastree, Apple bloquea el uso de un identificador atado al dispositivo (conocido como IDFA) que justamente permite el rastreo de un usuario entre plataformas. Y esa misma comunicación, el deseo de no ser rastreado, le es informada a la app en cuestión.
Esta aproximación al problema, la pregunta, sigue un poco la visión de Steve Jobs alrededor de la información de los usuarios. En una entrevista en 2010, el difunto fundador de Apple, dijo que “La privacidad significa que la gente sabe a qué se está apuntando, en un lenguaje simple. (…) Y unas personas quieren compartir más datos que otros: pregúnteles, pregúnteles cada vez”.
En enero de este año, Tim Coook, actual CEO de Apple, recalcó las palabras de Jobs al decir que “si una compañía está construida en confundir a los usuarios, en la explotación de los datos, en elecciones que no son elecciones, entonces no merece nuestra admiración, merece ser reformada”. Y defendió la iniciativa de Apple con la privacidad (conocida como ATT) al decir que “se trata de regresarle el control a los usuarios, que puedan decir cómo son manejados sus datos”.
La iniciativa de Apple no soluciona los abusos alrededor del rastreo de los usuarios de la red. Como bien anotan Gebhart y Cyphers, de EFF, “no hace nada sobre el rastreo que una aplicación hace en esa misma plataforma. El sistema también puede generar una ‘fatiga de notificaciones’ si los usuarios se acostumbran tanto a la notificación que salen de ella sin considerar mucho cuál es la opción que tienen”.
El otro problema con el cambio que propone Apple es que desplazará parte de la tensión hacia territorios no explorados. O sea, “un juego de gato y ratón entre quienes rastrean y quienes buscan limitarlos”, como lo describe Gebhart y Cyphers.
Pero, al final del cuento, el cambio es más que bienvenido y una modificación del statu quo en la dirección correcta: para variar, el usuario puede decir que no, gracias.
Fuente: Apple cambia las reglas para la privacidad en iPhone, ¿qué implica esto? | EL ESPECTADOR
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