Protección de Datos – “Cedemos los datos sin recibir nada a cambio. Debería haber un mercado”

La matemática presenta su método de preservación de la privacidad en la nube durante el congreso internacional cuatrienal de Matemáticas Aplicadas celebrado en Valencia


Kristin Lauter es una estrella de la criptografía, la intimidad y la teoría de números. No en vano, esta matemática de 49 años es la investigadora principal de Microsoft en Criptografía e Investigación en la Intimidad. Cuestiones de gran actualidad. La seguridad y el uso de los datos personales en Internet y el espionaje a través de las nuevas tecnologías protagonizan el debate sobre los límites de la inteligencia artificial, de la sociedad digital interconectada y del poder de las empresas. Ella presentó su método de preservación de la privacidad manteniendo la posibilidad de subir los datos a la nube en el congreso internacional cuatrienal de Matemáticas Aplicadas, que congregó la pasada semana en Valencia a 4.000 científicos.

Asegura que la comunidad científica es consciente del riesgo de lo que algunos llaman capitalismo de la vigilancia (surveillance capitalism), que guarda semejanzas con el Gran Hermano que imaginó George Orwell en su novela 1984.“No puedo hablar por todos, claro, pero el público en general, los científicos y la gente de la industria son muy conscientes de estos problemas. El CEO (director general) de Microsoft, Satya Nadella, dice que la privacidad debe ser como derecho humano. La compañía ha gastado mucho para proteger la privacidad de sus usuarios”, afirma a EL PAÍS esta experta en critografía de curvas elípticas.

“Sueño con un mundo en el que cada uno tenga sus datos encriptados antes de subirlos a la red. Ahora mismo, la situación es que todo el mundo da sus datos sin recibir nada a cambio. Y los damos para todo. Le preguntamos a Siri por la recomendación de un restaurante para comer, para cualquier cosa. Creo que debería haber, y Microsoft lo ha planteado en ocasiones, un mercado de datos que la gente pudiera decidir si quiere dar sus datos y a cambio pudiera recibir un tipo de compensación”, explica. “Ahora en la inteligencia artificial se utilizan muchos algoritmos con múltiples propósitos, como el reconocimiento de caras, recomendaciones de libros, imágenes médicas y tratamientos… Pero hay un problema de privacidad porque si subes todos tus datos biológicos a la nube no sabes quién y cómo puede utilizarlos”, agrega.

Profesora en la Universidad de Washington, lleva décadas dedicada “a crear y atacar problemas muy difíciles para resolverlos y que sean la base de algoritmos criptográficos”. “La factorización de números enteros muy grandes es el ejemplo prototípico de un problema muy difícil que se ha utilizado en criptografía en los últimos años”, apunta esta científica risueña, nacida en Wisconsin, que se arranca a hablar en castellano para pasarse al inglés en cuanto detalla algunas de sus complejas investigaciones.

“Hace 20 años, cuando entré a trabajar en Microsoft, empecé a investigar en criptografía de curvas elípticas y ahora trabajo en nuevos problemas como los campos supersingulares exógenos. Mucha gente trabaja y escribe sobre eso”, comenta. Ella se aficionó a las matemáticas de niña, cuando se padre, aficionado, le planteaba problemas durante los viajes en coche. Luego tuvo “mucha suerte” porque fue a la Universidad de Chicago que tenía un programa de matemáticas muy bueno. “Me encantó la belleza de las matemáticas abstractas”, exclama. A ella le ayudan a “pensar de manera clara, e incluso a escribir correctamente, con un argumento lógico, convincente y conciso”.

En su cuenta de twitter, Lauter felicitó a la selección femenina de EE UU de fútbol por ganar el campeonato del mundo y reclamó la equiparación salarial con los hombres. En las matemáticas siempre ha sido una activista de la igualdad. Fue fundadora de Women in Numbers, un exitoso colectivo para trabajar en red que se ha extendido a otros campos como el de las biomatemáticas, Lauter sostiene que la sociedad debería apoyar más a las mujeres. “¿Discriminación? Claro que la hay. La capacidad de los hombres y mujeres es la miSma, pero la mayor parte de los científicos son hombres. Es difícil tener las mismas oportunidades. En EE UU, hay un grupo con las 40 universidades más prestigiosas, solo el 5% de los profesores permanentes son mujeres. Se ha mejorado, pero falta mucho”.

Fuente: https://elpais.com/tecnologia/2019/07/24/actualidad/1563979384_129217.html

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