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Según expertos, una imagen mal manejada puede afectar la autoestima de los menores.
«Mamá, ya hemos hablado de esto. No puedes publicar fotos mías sin mi consentimiento”. Con este mensaje, Apple Martin, la hija adolescente de la actriz Gwyneth Paltrow, reclamó a su madre por subir una fotografía de ambas a su cuenta de Instagram. La respuesta de Paltrow, que no eliminó la foto, fue: “Pero si casi ni se te ve la cara”.
El caso sirvió para abrir un debate en el que algunos usuarios apoyaban la postura de la adolescente y otros defendían el ‘derecho’ de la actriz a no dar explicaciones.
“Tú eres la niña, Apple, y Gwyneth P., la madre. Ella no necesita tu consentimiento para casi nada”, reza uno de los comentarios en la publicación.
Otros apuntan que frases como “calla, niña”, “deberías sonreír” o “supéralo” niegan derechos que tienen los menores y son, precisamente, la razón por la cual es necesario definir cuál es la responsabilidad de los padres con la imagen de sus hijos en internet.
Apple Martin comentó la publicación haciendo énfasis en la necesidad de algún tipo de charla previa a las publicaciones de su imagen.
Foto: Tomada de @GwynethPaltrow
Sin malas intenciones
Para David Bonilla, psicólogo especialista y docente de la Universidad El Bosque, ser padre o madre en tiempos de redes sociales es desafiante.
“Parece que las herramientas digitales se convierten en una tarea adicional. Tenemos que monitorear a los amigos, estar pendientes de las calificaciones y también observar qué publican y cómo lo hacen”. Pero, más allá de la pauta de crianza, la forma como los adultos usan las redes sociales puede generar tensiones frente a lo que significa el ciberespacio para los jóvenes.
Para Juan Camilo Díaz, experto en uso responsable de las redes sociales y docente del Instituto de la Familia de la Universidad La Sabana, las fotos ya no se quedan en un álbum, sino que pasan a ser publicadas en las redes sociales de los padres de familia. “Eso complejiza la situación porque la foto abandona el ámbito privado y va a estar allí de forma definitiva”.
Según Bonilla, aunque los adultos piensen que las publicaciones son como el álbum familiar, los contenidos digitales generan un impacto en los adolescentes, que socializan por esas vías. “Es una línea delgada. Al padre le puede parecer divertido tomar una foto de su hijo dormido y subirla a las redes sin preguntarle”, anota.
Y agrega: “Nuestros hijos tienen una comunidad, imagen y reputación que quieren posicionar. Publicar una foto ridícula puede fomentar el bullying. Las redes son un espacio proyectar la imagen propia”.
Rachel Watson Delucchi, psicóloga clínica y educacional, quien explica que “la autoestima de los niños y adolescentes está en constante construcción y muchas veces, con la falta de tacto en las publicaciones de contenidos de nuestros hijos, podemos afectarlos”. Una mala foto, por ejemplo,
La huella digital
Según Luis Ortiz, periodista de Costa Rica y productor del programa Tec-Toc en Teletica radio, las redes sociales permiten que se expongan las vidas y la cotidianidad no solo propias, sino de quienes nos rodean, y muchas veces sin su consentimiento.
“Existen padres que desde el momento en que nacen sus hijos comparten los detalles de la vida del menor, sus primeros pasos, una sonrisa o un baño. Pero, en ocasiones, como situaciones graciosas, podría exponerse de forma incorrecta al menor”.
Una foto con una expresión como un ojo torcido puede ser graciosa en privado, pero al salir a internet se pierde el control. “La huella digital es indeleble, siempre permanece en internet”, apunta Ortiz.
Para Jesús Veliz, editor de tecnología de Radio RPP, en Perú, y director del programa Familiapuntocom, “es un asunto muy gris, pero los padres deben aceptar y entender que las imágenes de sus hijos no les pertenecen y que se necesita algún tipo de permiso de uso”. Si bien no se trata de perder de vista el rol de cuidador, es más un asunto de “consensos”.
Para el periodista peruano, las familias deben hablar sobre privacidad, teniendo en cuenta, por ejemplo, el alcance de las publicaciones. “¿Es algo que solo ve la familia, los amigos? Los hijos podrían ayudar a configurar los círculos donde puede ser visible o no un contenido”, dice Veliz.
En ello coinciden la psicóloga Watson y el periodista costarricense. Y enfatizan que contenidos ‘inocentes’ como los de niños en traje de baño o fotografías con el uniforme del colegio pueden exponerlos a peligros en las redes. Aparte de la escucha, los padres deben optar por una “curación de contenidos” tanto en los perfiles de sus hijos como en los propios, optando por acuerdos protectores y formadores de confianza.
¿Qué no publicar?
Aunque su intención puede ser buena, la realidad es que el contenido en internet puede caer en las manos equivocadas. Los expertos señalan que la foto de un menor semidesnudo puede caer en manos de un pedófilo o ser compartida en redes de tráfico en la internet oscura.
Lo primero es evitar compartir imágenes íntimas, que expongan características específicas de su hijo y que puedan ser sacadas de contexto. Preguntas como ¿quién ve esto? Si lo copian y lo modifican ¿qué podrían generar? pueden orientar su ‘curaduría’.
Así mismo, debe analizar si imágenes o videos de situaciones graciosas pueden, al salir de la esfera privada, convertirse en material para el bullying escolar.
Esa es la primera alerta para no compartir el contenido de un menor: ¿dónde puede acabar eso? si la imagen es sacada de contexto y puesta con otra frase ¿cómo puede afectar al niño? los expertos recomiendan abstenerse especialmente de subir imágenes del menor en vestido de baño, ropa interior o uniforme, donde claramente se reconoce al menor o a su centro educativo y contenidos que permitan identificar su vivienda.
LINDA PATIÑO
REDACCIÓN TECNÓSFERA@LinndaPC
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